Insomnio

José Antonio Ramos Sucre
Prólogo de Juan Bonilla

Antología en la que se reúnen por vez primera los textos alusivos a la experiencia extrema del insomnio que motivó el suicidio del autor, presentada por Juan Bonilla

ISBN: 978-84-123407-5-4
Género: Poesía en prosa
Formato: 135 x 215 mm
Encuadernación: Rústica cosida con solapas
Páginas: 100
Lanzamiento: septiembre 2021
Edición: 1ª
Precio: 16 €

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Sinopsis

La obra de José Antonio Ramos Sucre ha sido reclamada como piedra fundacional de la tradición poética contemporánea venezolana. La fría recepción de sus textos en el precario ambiente literario de su época, signado por la versificación española tradicional y un modernismo ya exhausto, hizo que sus poemas en prosa fueran a menudo tachados de incomprensibles y crípticos. Sin embargo, su huella sigue siendo visible en el canon estético de las generaciones posteriores, tanto en poetas como en narradores, mientras que la divulgación internacional de su obra se ha intensificado en las últimas dos décadas. Se sabe que Ramos Sucre sufría «insomnios agónicos» con regularidad. En esta antología monográfica se agrupan por vez primera sus textos alusivos a la noche y a la incapacidad de aposentarse en el sueño: medio centenar de poemas en los que se da cuenta, bajo distintos modos y registros, de la experiencia extrema y turbadora que marcó sus desvelos durante casi un decenio, agudizando el proceso de deterioro psíquico que lo condujo al suicidio a mediados de 1930. 



Nota biográfica

Poeta, ensayista, educador, políglota, autodidacta y diplomático, JOSÉ ANTONIO RAMOS SUCRE (Cumaná, Venezuela, 1890-Ginebra, Suiza, 1930) es uno de los más destacados escritores e intelectuales de la historia venezolana. Su obra poética escrita en prosa suele ser enmarcada por la crítica en el ámbito de las vanguardias hispanoamericanas, aunque la singularidad su propuesta excede toda clasificación. Realiza sus primeros estudios en Cumaná y, en 1911, se traslada a Caracas para continuar su formación en Derecho, hasta que, dos años más tarde, la dictadura gomecista clausura la Universidad Central. Colabora en El Universal, El Cojo Ilustrado, El Tiempo y El Nuevo Diario, entre otros medios impresos. Un año después, es nombrado Oficial de la Dirección de Derecho Público Exterior de la Cancillería de Venezuela, donde trabaja como traductor e intérprete. En 1925 recibe el título de Doctor en Ciencias Políticas. En 1929 es nombrado Cónsul en Ginebra. Debido a sus agudos insomnios y a su estado psíquico, decide internarse en el Instituto Tropical de Hamburgo, y más tarde en el Sanatorio Stephanie de Merano, trasladándose poco después a Ginebra, donde se suicida en junio de 1930. El conjunto de su obra poética está conformado por tres volúmenes de poemas en prosa: La Torre de Timón, de 1925 (en el que se recogen sus obras anteriores: Trizas de Papel y Sobre las huellas de Humboldt) y El cielo de esmalte y Las formas del fuego, ambos de 1929. Sus restos reposan en el Cementerio Santa Inés de Cumaná.


Ecos de la crítica

Casi desde su iniciación literaria se advierte en Ramos Sucre el sello de una escritura distinta y personalísima, cuyo deslinde se halla en la base de los estudios críticos y acaso del fervor que su obra suscita
     
EUGENIO MONTEJO, Revista Oriente

Ramos Sucre tuvo que inventar un país, un lenguaje y una resistencia frente a su presente. Recogió de sus contemporáneos europeos el amor y el descubrimiento hacia lo que ya estaba aquí en esencia: la voluptuosidad de una geografía, sus contradicciones, su violencia. (...) Ahora sólo puede ser visto como una isla que se mantuvo erguida a pesar del desastre cultural de su momento histórico. Como poeta, es una guía de silencios
     
HANNI OSSOTT, Revista M

No es escaso consuelo saber que a su continuada pesadumbre, a su fatiga, a su miedo a la locura, Ramos Sucre supo arrancarle algunas esquirlas de auténtica emoción y poesía que todavía nos alumbran
     
JUAN BONILLA (prólogo)

Ramos Sucre padecía de severos accesos de insomnio. Algunos testimonios sostienen que, a medianoche, podía distinguirse su silueta etérea y tenebrosa deambulando por las calles del centro de Caracas, apenas sostenida por la esperanza de alcanzar el sueño. Esta imagen conecta con algunas de las figuras fantasmales que suelen habitar sus poemas, pero también con la estampa del flâneur, al mejor estilo de Thomas de Quincey. Ambos escritores, cada uno a su manera, lograron situarse en el punto exacto en donde la ciudad de los sueños se sobrepone a la ciudad real
     
DAYANA FRAILE, Investigaciones Literarias

El tono tenue e irreal de sus textos, sus atmósferas cargadas de niebla, jinetes en la oscuridad, muerte y ensoñaciones que lo acercan a los "cuentos góticos", la infancia como momento clave, las referencias clásicas, etc., sitúan a Ramos Sucre por encima de modas y experimentos más o menos efímeros y confieren a su obra una atemporalidad de la que es muestra evidente la influencia que puede observarse en autores de décadas posteriores
     
KOLDO CONCEJO, Un libro al día

Toda una serie de escenas teñidas de un estremecedor visionarismo confieren implacable espesor a las imágenes y otros recursos líricos de estos alucinantes y estremecedores escritos que llegan vivamente al lector. (...) Insomnio es literatura de esmerada construcción estética, de sombría expresividad y de proseguida síntesis de los elementos que conforman la naturaleza humana, tantas veces en constante y contraria tensión
     
LUIS ALONSO GIRGADO, El Correo Gallego

Medio centenar de poemas en los que se da cuenta, bajo distintos modos y registros, de la experiencia extrema y turbadora que marcó sus desvelos durante casi un decenio
     
SALVADOR RODRÍGUEZ, Letras & Artes, Faro de Vigo

Con una sobredosis de veronal, el peligroso hipnótico que hacía furor en la época, [Ramos Sucre] acabó con su vida para entrar de inmediato en el Parnaso de los autores malditos y de los genios incomprendidos. Ahora, con un interesante prólogo de Juan Bonilla, la editorial gaditana Firmamento reúne, bajo el esclarecedor título de Insomnio, los textos que dedicó al terrible mal que le aquejaba. Son cincuenta y un poemas que reflejan la lucha de un alma atormentada, la búsqueda desesperada de sosiego y de paz, la soledad y desamparo de un hombre que pasea de madrugada mientras sus pasos resuenan en las calles solitarias de la ciudad dormida
     
FÉLIX ÁNGEL MORENO RUIZ, Cuadernos del Sur, Diario Córdoba

Firmamento ha publicado Insomnio del poeta modernista venezolano José Antonio Ramos Sucre, prologado para la ocasión por el escritor jerezano Juan Bonilla, quien con su reconocida solvencia establece el sitio que Ramos Sucre ocupa en la tradición literaria venezolana y en la literatura en español. (...) La antología tiene como hilo conductor el insomnio, que para Ramos Sucre fue una suerte de maldición que lo persiguió de manera constante a lo largo de su breve existencia. Y el caso es que esta selección se antoja totalmente unitaria, pues los bellos y desvelados poemas en prosa de Ramos Sucre trasminan una inquietante sensación de nocturno desasosiego
     
FERNANDO IWASAKI, ABC Sevilla